Los sentimientos y las emociones conviven con las personas
ocupando un lugar destacable en sus acontecimientos. Estos elementos que
conforman nuestro ser son los responsables de la pérdida de lágrimas por los
ojos y la extrema apertura de la boca emitiendo, a veces, un sonido
ensordecedor. Existen cosas, momentos o sonidos que tienen esa habilidad innata
de producir cierta reacción por parte del individuo.
Es cierto, que la mayoría
de las personas comparten motivo de llanto o alegría pues todos estamos de acuerdo
en que la muerte de una persona nos provoca un sentimiento de dolor haciendo
que emitamos toda nuestra rabia en forma de pequeñas gotas que resbalan por
nuestro rostro. Al igual que nadie niega la aparición en un primer momento de
una sonrisa, y seguidamente, la expulsión de una carcajada al ser testigo de
una broma.
Múltiples cosas nos hacen reír y llorar a lo largo de nuestra vida,
algo que, a mi parecer, es vital para el desarrollo emocional y psicológico
humano. Lo cierto es que cada individuo
presenta sentimientos muy distinto con respecto a un mismo acontecimiento, como
nos enseñaba Ortega y Gasset existen multitud de perspectivas con respecto a un
mismo objeto. Puede ocurrir que algo que a muchos hagan llorar, a ti te haga
reír o al contrario. Considero pues que cada persona es única y sus emociones
impredecibles.
Desde mi punto de vista y tras replantearme qué cosas son las
que me hacen llorar, he llegado a concluir que soy una persona bastante
sensible tanto a la hora de soltar lágrimas tanto de tristeza como de alegría.
La pérdida de un ser querido o la partida de un amigo a otro país son sucesos
que evidentemente nos provocan tristeza a todos cada vez que ocurren , no
obstante tienen lugar momentos en los que lloras desconociendo su causa y que,
al volver a repetirse los dichos, no reaparecen lágrimas en tus ojos.
Me llama
mucho la atención cuando alguien llora al escuchar una canción, nunca he
llegado a experimentar esa sensación, quizá porque no me he topado aún con la
canción adecuada. En mi opinión los individuos que lloran con canciones es
porque éstas les provocan leves recuerdos por los cuales sienten nostalgia.
A
sabiendas de que aquello que me hizo llorar en su momento es un tanto absurdo,
me dispongo a compartirlo con vosotros ya que es totalmente atípico.
Hace meses, mantuve una interesante charla con mi prima la
cual me mostró su apreciación a la filosofía de Platón. Aun no había comenzado
el curso y yo desconocía que cierto personaje iba a aparecer en mis apuntes
posteriormente. A medida que iban pasando los días pude comprobar que la
filosofía que se imparte en primero es radicalmente distinta a la de segundo,
la cual me atraía más.
Tras varios filósofos apareció Platón, automáticamente
me acordé de mi prima y de sus pensamientos lo que hizo que de alguna manera
estudiara al autor con mayor dedicación. El mito de la caverna del que tanto
había oído llegó a mi. Al principio era confuso pero poco a poco iba
estableciendo una relación con la sucesión de frases platónicas.
Llegó el momento de estudiar.
Tras la repetición ilógica de
mis apuntes, dado que a mi parecer estaban mal hechos (soy una persona bastante
perfeccionista), me dispuse a metérmelo en la cabeza. Una vez terminada mi
labor, releí el mito de la caverna para comprobar que mi cerebro era capaz de
comprender a este personaje y, para mi sorpresa lloré. No sabía exactamente por
qué lloraba, quizá me producía tristeza que los esclavos no pudieran salir de
la cueva y el hombre libre estuviera solo en la inmensidad.
"que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de
repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz"
Ni idea, pero me resultó extremadamente extraño que un
escrito, el cual no pretende para nada provocar lágrimas en el lector,
terminara produciéndome dicha sensación. Nunca había llorado con la lectura de
un libro, algo que me desagrada pues aún busco alguno que me provoque dicho
sentimiento, por esa razón me exaltó tanto dicho acontecimiento. Pasaron los
días y realicé el examen el cual me salió bastante bien, pues había contactado
de una manera especial con el filósofo.
Me resultó graciosa mi reacción ante el
mito de la caverna, no obstante Platón se esfumó dejando paso a otros autores.
Con el paso del tiempo decidí volver a
leer dicho escrito para comprobar si me produciría la misma emoción,
asombrosamente, ya no lloraba, lo que me llevaba a reflexionar en múltiples ocasiones por qué
lloré anteriormente y en ese instante no.
A día de hoy sigue tratándose de un
misterio sin resolver, el cual me lleva a pensar que existen situaciones
que te sorprenden provocando una
sensación jamás esperada. Llorar sin un por qué no es precisamente fascinante
sin embargo sé que mis lagrimas se escaparon de mis ojos por una especial
relación que estableció mi cerebro entre mi prima, Platón, y el mito lo cual es
realmente mágico.
En mi opinión el acontecimiento de sucesos extraños tales como
este permiten al individuo reflexionar y desear que éstos ocurran de vez en
cuando; aunque aquello que me hizo llorar ya no cuenta con ese poder… Lo cual
significa que “algo” se lo ha robado para provocar lágrimas en otros
individuos.
Llorar, de alegría, de tristeza o… ¿de qué? Pienso que esta
es una experiencia incomprensible que a su vez presenta una pizca de inquietud.
Cabe añadir que esta ha sido la cosa más sorprendente por la que he llorado.
"La acción de llorar se ha convertido en algo que habitualmente
hacen los seres vivos y de la cual no prestamos atención, no obstante si lo
pensamos, qué rareza es esa de soltar agua por aquella parte del cuerpo que nos
permite observar"
No hay comentarios:
Publicar un comentario