Tal vez nunca hayamos sentido curiosidad por un mundo tan
lejano y aislado como es el de la brujería. Este es el momento de descubrir
varias curiosidades acerca de individuos que fueron buscados, torturados e
incluso quemados por obra de los llamados cazadores de brujas durante los
siglos xv y xvii, donde tuvieron una gran repercusión.
Para comenzar, aquellos que eran acusados de brujería debían
confesar qué tipo de práctica habían realizado. Como este hecho no era
habitual, esto no quiere decir que muchos contaran la verdad voluntariamente,
se les sometían a torturas rutinariamente de modo que los acusados se veían
obligados a confesar. Si las brujas intentaban retractarse, la tortura era aún
más intensiva; también cabe destacar que los examinadores obligaban a los
acusados a precisar información acerca de otras personas de su misma condición
asistentes a los aquelarres, en caso contrario la tortura se volvía cada vez
más insoportable.
Una vez que las brujas declaraban su brujería, eran
automáticamente quemadas en la hoguera. Es preciso mencionar que no todas las
brujas lo eran realmente, una gran cantidad de acusados fueron aniquilados
injustamente mientras que la identidad de otros nunca fue revelada a pesar de
tener conocimientos sobre la brujería.
El suceso narrado por Charles Henry Lea refleja la común
situación de una acusada que se contradice en sus múltiples declaraciones y
finalmente es quemada en la hoguera tras largos días de tortura.
Múltiples barbaridades y violaciones se han cometido en
contra de los culpables de brujería a lo largo de la historia, pero no debemos
olvidar que éstos afectaron gravemente a la sociedad en varios aspectos,
algunas de sus acusaciones más mundanas fueron destruir cosechas, robar y comer
niños o reunirse ilegalmente en aquelarres, lugares donde se reunían las brujas
para celebrar rituales.
Europa ha sido el lugar más invadido por las brujas por
excelencia. La Iglesia también quiso dar su opinión acerca de la brujería. Ésta
sostenía que el viaje por el aire, una de las acusaciones más habituales, era
una ilusión provocada por el diablo.
Como consecuencia tiene vigencia el Canon Episcopi, un
documento eclesiástico que protegía a las brujas de la Inquisición. Sus
prácticas eran consideradas un crimen, pero no una herejía.
Finalmente este documento queda anulado y aparecen los
progresivos descubrimientos acerca de ungüentos utilizados por las brujas
principalmente para realizar el vuelo en escoba.
En mi opinión, todo lo relacionado con la brujería es
bastante interesante y sorprendente a la vez, podría haber especificado más
curiosidades, pero a mi parecer las ideas principales que Harris Marvin quería
resaltar son las mencionadas anteriormente.
No obstante, la idea de “el diablo puede hacernos creer que
vosotros u otros viajáis por la noche, pero ni vosotros ni ellos pueden hacerlo
realmente” sería un breve resumen de lo que dicta el Canon Episcopi.
Es algo así como una ilusión creada en nosotros, algo que no
existe pero que permanece como idea en nuestra cabeza, una tentación del
diablo, desde un punto de vista religioso.
Hoy en día resulta imposible la existencia de personas con
poderes sobrenaturales de semejantes características.
El hecho de volar en escoba o la existencia de ungüentos
para hacerlo es bastante increíble.
Todo esto solo puede ocurrir en sueños, y no en el mundo
real, por tanto, no podemos acusar a personas de brujería, de volar en escoba,
por ejemplo, porque realmente estamos creyendo en ese suceso, pero no hay nada
que pruebe su realidad.
Por otra parte el método empleado por los cazadores de
brujas para hacerlas confesar, es un método absurdo, no podemos comprobar si
una persona posee conocimientos sobre la brujería o no, si la amenazamos con
violaciones y todo tipo de daños. Ante ese caso, una persona prefiere morir
directamente, sin sufrir, a estar sufriendo innecesariamente, ya que tarde o
temprano su destino es la hoguera, independientemente de que su confesión sea o
no verdadera. El número indefinido de víctimas era totalmente innecesario,
muchas personas fueron quemadas en la hoguera de una forma injusta.
Con respecto a los ungüentos utilizados por las brujas en
particular, los individuos que se untaban estas sustancias por sus distintas
partes del cuerpo caían en un profundo sueño, y al despertar estaban
convencidos de que habían estado en otro mundo y habían experimentado variadas
sensaciones. Estas sustancias me resultan bastante familiares a las drogas,
tienen los mismos efectos, lo que explicaría el poder de la imaginación de las
brujas a la hora de realizar sus prácticas.
Para concluir, si todo era producto de la imaginación de las
personas, llego a la conclusión de que muchos fueron acusados y quemados en
sueños ajenos, y las brujas verdaderas nunca fueron descubiertas debido a su
habilidad de jugar con la imaginación de los demás. Aún así, ¿quién puede decir
con certeza que la brujería no fuera una realidad humana?
El Aquelarre (Goya) |