miércoles, 14 de noviembre de 2012

"Escobas y aquelarres" perteneciente al libro: Vacas, cerdos y brujas de Harris Marvin


Tal vez nunca hayamos sentido curiosidad por un mundo tan lejano y aislado como es el de la brujería. Este es el momento de descubrir varias curiosidades acerca de individuos que fueron buscados, torturados e incluso quemados por obra de los llamados cazadores de brujas durante los siglos xv y xvii, donde tuvieron una gran repercusión.
Para comenzar, aquellos que eran acusados de brujería debían confesar qué tipo de práctica habían realizado. Como este hecho no era habitual, esto no quiere decir que muchos contaran la verdad voluntariamente, se les sometían a torturas rutinariamente de modo que los acusados se veían obligados a confesar. Si las brujas intentaban retractarse, la tortura era aún más intensiva; también cabe destacar que los examinadores obligaban a los acusados a precisar información acerca de otras personas de su misma condición asistentes a los aquelarres, en caso contrario la tortura se volvía cada vez más insoportable.
Una vez que las brujas declaraban su brujería, eran automáticamente quemadas en la hoguera. Es preciso mencionar que no todas las brujas lo eran realmente, una gran cantidad de acusados fueron aniquilados injustamente mientras que la identidad de otros nunca fue revelada a pesar de tener conocimientos sobre la brujería.
El suceso narrado por Charles Henry Lea refleja la común situación de una acusada que se contradice en sus múltiples declaraciones y finalmente es quemada en la hoguera tras largos días de tortura.
Múltiples barbaridades y violaciones se han cometido en contra de los culpables de brujería a lo largo de la historia, pero no debemos olvidar que éstos afectaron gravemente a la sociedad en varios aspectos, algunas de sus acusaciones más mundanas fueron destruir cosechas, robar y comer niños o reunirse ilegalmente en aquelarres, lugares donde se reunían las brujas para celebrar rituales.
Europa ha sido el lugar más invadido por las brujas por excelencia. La Iglesia también quiso dar su opinión acerca de la brujería. Ésta sostenía que el viaje por el aire, una de las acusaciones más habituales, era una ilusión provocada por el diablo.
Como consecuencia tiene vigencia el Canon Episcopi, un documento eclesiástico que protegía a las brujas de la Inquisición. Sus prácticas eran consideradas un crimen, pero no una herejía.
Finalmente este documento queda anulado y aparecen los progresivos descubrimientos acerca de ungüentos utilizados por las brujas principalmente para realizar el vuelo en escoba.
En mi opinión, todo lo relacionado con la brujería es bastante interesante y sorprendente a la vez, podría haber especificado más curiosidades, pero a mi parecer las ideas principales que Harris Marvin quería resaltar son las mencionadas anteriormente.
No obstante, la idea de “el diablo puede hacernos creer que vosotros u otros viajáis por la noche, pero ni vosotros ni ellos pueden hacerlo realmente” sería un breve resumen de lo que dicta el Canon Episcopi.
Es algo así como una ilusión creada en nosotros, algo que no existe pero que permanece como idea en nuestra cabeza, una tentación del diablo, desde un punto de vista religioso.
Hoy en día resulta imposible la existencia de personas con poderes sobrenaturales de semejantes características.
El hecho de volar en escoba o la existencia de ungüentos para hacerlo es bastante increíble.
Todo esto solo puede ocurrir en sueños, y no en el mundo real, por tanto, no podemos acusar a personas de brujería, de volar en escoba, por ejemplo, porque realmente estamos creyendo en ese suceso, pero no hay nada que pruebe su realidad.
Por otra parte el método empleado por los cazadores de brujas para hacerlas confesar, es un método absurdo, no podemos comprobar si una persona posee conocimientos sobre la brujería o no, si la amenazamos con violaciones y todo tipo de daños. Ante ese caso, una persona prefiere morir directamente, sin sufrir, a estar sufriendo innecesariamente, ya que tarde o temprano su destino es la hoguera, independientemente de que su confesión sea o no verdadera. El número indefinido de víctimas era totalmente innecesario, muchas personas fueron quemadas en la hoguera de una forma injusta.
Con respecto a los ungüentos utilizados por las brujas en particular, los individuos que se untaban estas sustancias por sus distintas partes del cuerpo caían en un profundo sueño, y al despertar estaban convencidos de que habían estado en otro mundo y habían experimentado variadas sensaciones. Estas sustancias me resultan bastante familiares a las drogas, tienen los mismos efectos, lo que explicaría el poder de la imaginación de las brujas a la hora de realizar sus prácticas.
Para concluir, si todo era producto de la imaginación de las personas, llego a la conclusión de que muchos fueron acusados y quemados en sueños ajenos, y las brujas verdaderas nunca fueron descubiertas debido a su habilidad de jugar con la imaginación de los demás. Aún así, ¿quién puede decir con certeza que la brujería no fuera una realidad humana?

El Aquelarre (Goya)